Guía para padres: Cómo prevenir traumas en los hijos – 1
La separación y/o el divorcio causan un impacto emocional difícil de gestionar. No sólo implica cambios importantes en la convivencia sino que determinan una crisis importante y un cambio radical en la vida de los hijos y de los padres.
En una separación, la familia debe asimilar muchos cambios: cambios en las relaciones sociales, cambios a nivel económico, cambios en el trato de los padres con los hijos, cambios en la toma de decisiones y en la asunción de responsabilidades, etc.
Un divorcio y la consecuente disolución de la familia implica un duelo, es decir, una pérdida para todos los integrantes del seno familiar. Por esto, es conveniente que los padres realicen una reflexión post-separación sobre lo que puede significar esa pérdida para cada uno de sus miembros.
La repercusión psicológica del divorcio en los hijos depende principalmente de la manera de enfocarlo por parte de los padres, también de los abuelos y del resto de personas del entorno familiar.
Los efectos más traumáticos y duraderos se vinculan a la mala resolución del divorcio entre ambos esposos y a la utilización de los niños en la contienda que libra la pareja, ya sea como aliados, testigos o jueces y al clima de violencia durante el matrimonio. Un buen enfoque por parte de los padres puede evitar que aparezcan problemas psicológicos en todos los miembros. Lo que no puedan resolver o entender los padres, es lo que los hijos acabarán convirtiendo en síntoma.
Cuando la crisis del divorcio se resuelve adecuadamente, la separación puede beneficiar a los niños y aún más, mejorar la relación de éstos con los padres, quienes superada satisfactoriamente la turbulencia emocional del divorcio modifican su disponibilidad y relación con los niños.
EL MATRIMONIO ES REVERSIBLE, RENUNCIABLE O DISOLUBLE, LA MATERNIDAD Y LA PATERNIDAD, POR EL CONTRARIO SON SIEMPRE IRREVERSIBLES, IRRENUNCIABLES E INDISOLUBLES.
TERMINAN LAS PAREJAS PERO NO LAS FAMILIAS