EMDR
Especialidad clínica
Especialidad clínica
Se trata de una técnica bastante nueva, basada en cómo funciona el cerebro al metabolizar situaciones traumáticas. El protocolo clínico de intervención es bastante curioso, ya que tal y como el nombre de la técnica indica, E (eye) M (movement) D (desenzititation) R (reprocessing) se trata de provocar una desensibilización de un hecho que causa una respuesta traumática en el cliente y, por tanto, le provoca psicopatología, a través de conseguir una atención dual.
Es decir, por un lado, se pide al cliente que piense en una imagen de la situación problemática, en los pensamientos normalmente negativos que aparecen asociados y, en las emociones bloqueadas, éstas aparecen en forma de sensaciones somáticas. Entonces se pide al cliente que piense en estos elementos mientras se le aplican los movimientos bilaterales responsables de activar el mecanismo neurológico que procesa el material traumático para que la situación que se está trabajando se desensibilice y así se convierta en un recuerdo superado. El tratamiento terapéutico con la técnica EMDR continua con la desensibilización de las situaciones traumáticas de la vida del cliente permiten la eliminación de la psicopatología que le ha llevado a la consulta.
Esta técnica ha demostrado su eficacia en diferentes tipos de patologías como el estrés postraumático, los trastornos de ansiedad, la depresión, entre otros. Se cree que el EMDR funciona porque activa el mismo mecanismo que funciona durante la fase REM del sueño (fase del ciclo de sueño en que soñamos y tiene el nombre de REM, del inglés Rapid Eye Movement, movimientos rápidos de los ojos).
Es fundamental trabajar las memorias traumáticas inconscientes porque provocan mucha de la psicopatología que atendemos en la consulta.
El trabajo psicoterapéutico orientado a desensibilizar estas memorias nos ayuda a hacer un trabajo a nivel muy profundo con resultados muy eficaces y, a menudo, mucho más rápidos.
Diversos estudios neurológicos han mostrado pruebas de que los sueños ayudan a consolidar los recuerdos y metabolizar toda la información de los acontecimientos del día y las emociones respectivas. Parece que en algunos casos, sufrir un hecho traumático provoca descargas adrenérgicas en la amígdala y estos neurotransmisores causan cambios en la membrana del hipocampo, que interrumpen el proceso que tiene el cerebro de procesar un suceso negativo. La amígdala y el hipocampo forman parte de lo que se conoce como sistema límbico o cerebro emocional. Esta parte de nuestro cerebro, la compartimos con los mamíferos y evolutivamente apareció para garantizar la supervivencia. Las emociones son muy útiles para seleccionar qué es lo que acabamos recordando. Las situaciones que van ligadas a una carga emocional negativa pueden ser muy necesarias de recordar para evitar peligros.
El neurocientífico Joseph LeDoux, de la Universidad de Nueva York, lo explica de la siguiente manera en una entrevista que se le hizo sobre los resultados de sus investigaciones:
«Si usted es un animal que vive en el bosque y tiene que sobrevivir a los depredadores, debe recordar cómo son, qué sonidos hacen al aproximarse, dónde suelen estar, etcétera. Estos detalles son muy importantes si usted desea permanecer vivo. Si usted es afortunado en el primer encuentro y se las arregló para escapar, recordará cada detalle, de modo que no tendrá que aprenderlos de nuevo. El cerebro tiene un sistema muy efectivo para aprender en las situaciones peligrosas, lo que es muy bueno. Pero el aspecto negativo consiste en que a veces aprendemos cosas que no deseamos recordar implícitamente, como es el caso de ciertos traumas. En situaciones traumáticas la amígdala registra la situación, pero no lo hace el hipocampo. El hipocampo es muy sensible a los cambios hormonales producto del estrés. Esas hormonas alcanzan el hipocampo y le impiden memorizar de forma adecuada. De este modo tenemos muy pocos recuerdos acerca de lo ocurrido. Estas mismas hormonas alcanzan a la amígdala y le permiten memorizar todo en forma detallada. Enfrentados a la misma situación, se pone en juego una fuerte memoria inconsciente y una débil memoria consciente»
En cuanto a la atención a adultos, estamos especializados en psicopatología como la ansiedad, la depresión, las fobias, los cuadros de estrés, entre otros y, sobre todo, el tratamiento de las consecuencias del trauma psicológico.